Sin perder la esencia

La península ibérica vio un espectáculo de fútbol, de goles y de táctica en Sochi entre dos selecciones que se conocen las caras de sobra. En el Mundial 2010, España venció por un gol a cero a una Portugal que destacaba por su defensa. Dos años más tarde, en la Eurocopa, el partido tuvo que marcharse a penalties para encontrar un vencedor. Dos ideas muy distintas pero un solo dominador.

Fernando Hierro apostaba por Diego Costa para la posición de nueve. Esto supondría, obviamente, peleas y disputas entre Pepe-Fonte y el del Atlético de Madrid. Koke era el elegido para acompañar a Busquets, quien mejoró en la segunda parte. No cabe duda en que el gol de Cristiano fue un jarro de agua fría para España, pues anuló el carácter, aunque no el plan inicial.

Portugal defendía con William Carvalho y Moutinho, lo cual fue una virtud para los españoles, sobre todo para Sergio Busquets. Este hizo algo parecido a lo que hace en su club. Bajaba hasta la línea de centrales para inciar jugada, con lo que generaba duda en la presión portuguesa. Esta consideración y el gran estado de forma de Silva e Isco hicieron que en la segunda parte España recordase a la de 2010.

Con respecto a antaño, tan solo una diferencia: Cristiano. Su cambio de rol supone en su selección que este juegue por libre, que baje a recibir a sus anchas. En jugadas paradas como en un saque de puerta, la idea era clara: balón peinado por CR para Guedes. Antes, con Nani y él por bandas, el juego era distinto. De hecho, Portugal no juega con extremos, sino con interiores.

Pasan los mundiales, pasan las competiciones y los jugadores cambian. Sin embargo, la táctica y las ideas que un entrenador u otro implanta son marca de la casa, son marca de la cultura futbolística de cada país. Scolari o Fernando Santos, Del Bosque o Hierro. Entre comillas, no importa. Y es que España y Portugal siguen sin perder la esencia.




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