Rugidos notorios

Inglaterra y Colombia cerraban los octavos de final disputando un partido que iría de menos a más, incluyendo, por supuesto, la prórroga. (Des)afortunadamente, la suerte fue echada para dar con la selección que estaría en cuartos.

Tras fracasar en la Euro de 2016 y en el Mundial de 2018, Inglaterra debía dar un paso adelante como candidata. Su fase de grupos fue suficiente, sin más, pero sí dejó buenas sensaciones de cara a puerta. Con una defensa de tres concentrada, dos carrileros muy abiertos y buen uso de la estrategia, los ingleses conseguían lo más difícil, abrir el marcador. Sin embargo, la selección de Gareth Southgate sufría cuando jugadores de tres cuartos no recibían de cara. Esto desactivaba, evidentemente, a Harry Kane. Por tanto, dicho inconveniente puede costarte caro en una copa del mundo. De todos modos, el trabajo del técnico inglés es de elogiar ya que está sacando el máximo provecho a sus recursos, véase por ejemplo las jugadas a balón parado.

Pekerman sabía de la complejidad del encuentro. Y más sin su estrella, James Rodríguez, quien seguía tocado. Pero intentando superar el bache, el argentino buscó un equipo más compacto, con lo que dibujó un 4-3-1-2 con Wilmar Barrios como pivote, con Lerma y la 'roca' Sánchez por delante. Quintero era quien conectaba con Cuadrado y Falcao, los encargados de materializar ocasiones. Su rival seguía a lo suyo, intentando llevar el partido a su terreno con un 3-1-4-2 de esos que tanto gustan a Kane y compañía.

La no titularidad del '10' colombiano era una baja importante. Y lo era debido al juego que este implica. Pues de esta manera, Cuadrado tenía que jugar como punta, desmarcándose así hacia la banda y dejando a Falcao el puesto de remate. Una jugada que Inglaterra conocía y que podía evitar teniendo el balón. De hecho, así fue, y Pekerman lo sabía. Por eso sacó un once donde Wilmar Barrios era el encargado de sacar su amplio recorrido, obligando a Carlos Sánchez y Lerma a defender a Dele Alli y Lingard.

Esta doble defensa fue clave para Colombia ya que si los jóvenes centrocampistas ingleses no disfrutaban de una recepción de cara, el juego ofensivo de Inglaterra era muy pobre. He ahí que apareciesen las distintas alternativas en ambos equipos. Y aunque los three lions no disponen de un amplio abanico, el suyo es mejor que el colombiano. Ergo, el balón parado rompió el hielo de un partido que parecía congelado.

Si bien es cierto que los cafeteros mejoraron con el gol de Mina, los europeos supieron defenderse y gozaron, incluso, de alguna que otra ocasión. Pero, para disfrute del aficionado neutro, todo se decidió desde los once metros. Y ahí los leones acabaron de forzar un rugido que se oirá, de momento, en cuartos de final.


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