36 años dan para mucho
Perú volvía al Mundial tras 36 años de parón, tras 36 años de cambios y esfuerzo. Pese al buen juego mostrado en la fase clasificatoria, la blanquirroja pagó ayer las consecuencias de no saber materializar las ocasiones. Esto, en un campeonato de tal calibre, se paga.
Gareca apostó por la foquita Farfán en lugar de Guerrero, para buscar así más velocidad y verticalidad. Todo pasaba, sin duda, por las botas de Christian Cueva, quien gozó de alguna que otra ocasión pero falló estrepitosamente un penalty. Con la entrada del 9 peruano, la selección sudamericana contrarrestó el temple danés tras el 0-1 de Poulsen. Y es que tener al delantero de Flamengo es tener ocasiones, es buscar el gol.
Eriksen es el hombre clave para Dinamarca, aunque ayer, tanto él como sus compañeros hicieron un partido más bien seco. Kjaer y Christensen realizaron un partido muy serio, y no era tarea fácil, pues el juego peruano destaca por oleadas ofensivas y por presiones arriba, intentando frenar las salidas limpias. El gol de Poulsen llegó para dar confianza a los de Hareide, aunque el final del partido fue peligroso cuanto menos para los europeos.
Las selecciones sudamericanas no destacan ni mucho menos por llevar a cabo un juego bonito, inteligente y vertical. Sin embargo, Perú ha sido durante los preliminares mundialistas uno de los equipos con mejor estilo, presionando siempre al unísono pero con sentido. Dicho esto, existen ciertos automatismos -sobre todo en defensa- que necesitan de mejoría, de más trabajo. Pero claro, tengamos en cuenta que todo proyecto requiere paciencia.
Perú fue superior a Dinamarca, dominó más el partido y tuvo más ocasiones, pero perdieron. Y aunque fue una derrota complicada, recomiendo quedarse con lo positivo. El juego y las ideas de Gareca son los que pueden llevar a los peruanos al éxito en un futuro, por muchas derrotas que vengan. Y es que qué bueno es ver a selecciones cambiadas, distintas. Qué bueno es, entre comillas, estar 36 años sin Mundial, ya que sin ninguna duda, dan para mucho.
Gareca apostó por la foquita Farfán en lugar de Guerrero, para buscar así más velocidad y verticalidad. Todo pasaba, sin duda, por las botas de Christian Cueva, quien gozó de alguna que otra ocasión pero falló estrepitosamente un penalty. Con la entrada del 9 peruano, la selección sudamericana contrarrestó el temple danés tras el 0-1 de Poulsen. Y es que tener al delantero de Flamengo es tener ocasiones, es buscar el gol.
Eriksen es el hombre clave para Dinamarca, aunque ayer, tanto él como sus compañeros hicieron un partido más bien seco. Kjaer y Christensen realizaron un partido muy serio, y no era tarea fácil, pues el juego peruano destaca por oleadas ofensivas y por presiones arriba, intentando frenar las salidas limpias. El gol de Poulsen llegó para dar confianza a los de Hareide, aunque el final del partido fue peligroso cuanto menos para los europeos.
Las selecciones sudamericanas no destacan ni mucho menos por llevar a cabo un juego bonito, inteligente y vertical. Sin embargo, Perú ha sido durante los preliminares mundialistas uno de los equipos con mejor estilo, presionando siempre al unísono pero con sentido. Dicho esto, existen ciertos automatismos -sobre todo en defensa- que necesitan de mejoría, de más trabajo. Pero claro, tengamos en cuenta que todo proyecto requiere paciencia.
Perú fue superior a Dinamarca, dominó más el partido y tuvo más ocasiones, pero perdieron. Y aunque fue una derrota complicada, recomiendo quedarse con lo positivo. El juego y las ideas de Gareca son los que pueden llevar a los peruanos al éxito en un futuro, por muchas derrotas que vengan. Y es que qué bueno es ver a selecciones cambiadas, distintas. Qué bueno es, entre comillas, estar 36 años sin Mundial, ya que sin ninguna duda, dan para mucho.
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