Acostumbrémonos

El menú de hoy empezaba con, en teoría, puro caviar francés. Pero los que sabemos de qué va esta Francia entendemos el partido de hoy, el juego y el resultado, de la misma manera que entendimos -salvando algunas excepciones- la convocatoria.

Australia, una selección que suele tener presencia en los mundiales y que suele dejar alguna que otra buena actuación de Tim Cahill, planteaba hoy un partido inteligente y comprensible. Los de Deschamps tuvieron diez minutos eléctricos, especialmente los tres de arriba. La decisión de alinear a Pogba, jugador para mí esencial, con Kanté detrás, es acertada y necesaria para que Francia pueda jugar en 3/4. Sin embargo, los australianos tenían mucho que decir.

Van Marwijk juntó dos líneas de cuatro para evitar ofensivas francesas y para tocar sin problemas. Sabían que se iban a encontrar con una Francia física, que esperaría atrás y que jugaría verticalmente cuando pudiese. De esta manera, Australia vivía del balón parado y de jugadas trenzadas.

El resultado acabó siendo favorable para Francia pero quizá los canguros merecieron más. Sabíamos de sobra que Didier dejaría jugar libremente a los tres de arriba. De hecho, este planteamiento es entendible observando las centinelas colocadas atrás (véase Kanté, Varane o Umtiti). Existe la discrepancia con la idea del técnico francés, y es que su total repugnancia hacia la creación molesta a los aficionados, que veían en Rabiot, por ejemplo, una figura trascendente.

Sería bonito confeccionar nosotros mismos las distintas selecciones, pero al fin y al cabo lo importante es aprovechar los propios recursos. Entonces, podemos decir que Francia sabe aprovechar su potencial, pero también podemos y debemos decir que así van a jugar. Así que, por favor, acostumbrémonos.


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