Con el mantel se comieron el asado

Argentina fue, desde mi punto de vista, la peor selección de este Mundial (teniendo el cuenta el nivel de esta). Pero no la peor desde el ámbito individual -que podría ser una de las peores también- sino más bien desde el ámbito táctico.

Sampaoli apostó por una defensa de tres con Mercado, Otamendi y Tagliafico. Ya desde la zaga empiezan los problemas. El del Sevilla no está al nivel que se le exige este año, y el del Ajax no sabe rendir de tercer central, pues es un lateral puro. Otamendi era el único que podía salvarse, pero ni eso. Si seguimos hacia el centro del campo nos encontramos un doble pivote Macherano-Enzo Pérez. Sí, lo habéis oído bien, Enzo Pérez. Pasar de no ir convocado con la selección a ser titular. Increíble. Esto suponía dejar fuera a jugadores de toque como Lo Celso o Banega, algo contraproducente si tienes a Messi en el equipo. Salvio y Acuña como carrileros, Leo y Meza arriba y Agüero en punta. Dybala, otra vez fuera.

Croacia salía con el 4-2-3-1 tradicional, dejando a Modric en media punta. Aunque este cambio de posición no salía del todo bien antes del Mundial, de momento está funcionando a las mil maravillas. Por otro lado, Rebic y Perisic iban a ser trascendentes a más no poder.

Si bien es cierto que Argentina no jugó mal la primera parte, tampoco lo hizo bien. Los croatas esperaban muy bien atrás y daban la sensación de peligro cuando se acercaban. Y esto, con una defensa de tres bastante insegura enfrente, no podía seguir así. A este marrón se le añadían dos: la ausencia de Messi y la ausencia de los 'jugones'. Lo de Leo empieza a ser ya mental. Y es que un jugador con tantísima presión detrás y con críticas inentendibles puede no dar su máximo nivel. Sin embargo, esta ausencia en el juego va también ligada a los compañeros. De hecho, un claro ejemplo es el del Barcelona. En el club de la ciudad condal Messi puede confiar plenamente si le da el balón a Rakitic, Iniesta o Suárez. En la selección, no. Y menos si el técnico decide no alinear a Dybala o Banega, por ejemplo.

Como aficionado, me gustaría ver a Leo Messi en octavos. Es difícil, pero no imposible. De todos modos, la realidad es otra. Demasiados problemas para unos jugadores a los que, seguramente, les pese el escudo. Y demasiados problemas para un entrenador que no tiene nada claro. La realidad es que ayer, la selección croata se comió con su mantel todo un buen asado argentino.




Comentarios

Entradas populares de este blog

Sin perder la esencia

Uno recoge lo que siembra

Rugidos notorios