Más o menos

Los últimos equipos que quedaban por mostrarse eran Polonia y Senegal. Uno con más experiencia y calidad que el otro, aunque esto no siempre importa. Y menos cuando el nivel de uno es tan bajo que permite al rival relajarse.

Polonia salía al campo con Milik por detrás de Lewandowski, algo que podía sorprender pero que era positivo, pues dejaba a Zielinski comandando el centro del campo. Viejos conocidos como Blaszczykowski o Krychowiak formaban también el once titular. Por su parte, Senegal tenía una idea clara: correr. Con hombres como Mané, Sarr o Diouf, los de Aliou Cissé salían a por todas y a la suya.

Por desgracia, el nivel de los polacos fue de lo peorcito de este Mundial, algo que aprovechó Senegal para controlar el partido. Sí, lo habéis oído bien, para controlar el partido. Y es que ya es raro que una selección africana controle un partido, pero cuando tu rival está en un momento de forma tan bajo, no te queda otra. Por otra parte, con jugadores tan veloces y rápidos de movimientos arriba, los leones de Teranga anotaron dos goles que les bastaron para vencer un partido sin problemas.

Aunque estos no necesitaron más juego ni mejores ideas, vencieron a Polonia. Pero lo hicieron, también, por demérito. Senegal cumplió en su primer partido y dominó a su rival, pero lo hizo más o menos.