Café descafeinado

Colombia afrontaba su último partido de la fase de grupos como tercero, con tan solo tres puntos. Senegal, colíder con Japón, no le pondría las cosas fáciles a los sudamericanos, que dependían de sí mismos para acceder a octavos de final.

Podríamos decir que Pekerman se vio obligado a alinear a Quintero junto a James debido al buen rendimiento de ambos en el encuentro anterior. Aunque la formación (4-4-2) era la misma, el doble pivote cambiaba, dejando fuera a Wilmar Barrios y a Abel Aguilar. Aliou Cissé, por su parte, pasaba del 4-1-4-1 al 4-4-2, la cual cosa se explicaba con necesidad del propio equipo.

Si bien es cierto que James se colocaba como falso interior izquierdo, Uribe estaba pendiente de ese mismo flanco, ayudando en defensa a Johan Mojica. Sin embargo, la lesión del jugador del Bayern hizo que Quintero se quedase solo a la hora de trazar líneas de pase. Esto lo aprovechó a las mil maravillas Senegal, que con el cambio de formación se veía más compacta a la hora de realizar transiciones ofensivas. Pero, desgraciadamente para el continente africano, los leones de la hospitalidad no estuvieron acertados de cara a puerta.

Paralelamente, Japón caía ante Polonia, pero por mejor fair-play que Senegal, pasaba como segunda de grupo. Con seis puntos, Colombia pasó como primera, aunque no por un mejor juego que sus rivales. Y es que claro está que en un campeonato del mundo, lo que importa es clasificarse y, luego, avanzar, pero no hay que dejar de lado que el café de Pekerman estuvo, sin ninguna duda, descafeinado.




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