El guion de siempre

Una de las principales favoritas se jugaba su pase a octavos de final frente a México, un conjunto nuevo que había dejado buenísimas sensaciones venciendo a Alemania y a Corea del Sur en fase de grupos.

A día de hoy, esta Brasil no se entiende sin Tite. Jugadores top como Neymar, Willian, Coutinho o Marcelo reunen demasiada calidad. Esta, por supuesto, debe ir acompañada de un orden que no existía en antaño. Por eso, el entrenador de Río Grande está haciendo una labor muy significativa y útil. Y lo está haciendo desde la formación, pasando por el encaje y llegando a la mentalidad individual.

Osorio no se quedaba atrás en cuanto a virtudes. Y es que el colombiano, a pesar de recibir un sinfín de críticas, hizo de México un equipo competitivo e inteligente, aprovechando al máximo sus recursos. Sin embargo, frente a Brasil no le salieron bien los cambios. Rafa Márquez de cinco para dejar libertad a la pareja Herrera-Guardado no era una mala idea, pero difícilmente podía salir bien contra jugadores velocísimos. La canarinha, por su parte, salía con todo a excepeción de Marcelo, tocado.

La relación de interiores mexicanos dio sus frutos pero no por mucho tiempo. La poca velocidad de Rafa Márquez ante transiciones y la anchura que le daba Brasil al campo hicieron que la tri no tuviese nada que hacer. Además, en bandas era otra historia. Pues si Willian se veía cerrado salía con un regate; y si existían espacios, Neymar los aprovechaba debido a su buen estado de forma.

A decir verdad, pocos se esperaban que México eliminase a Alemania en fase de grupos, pero la verdeamarela era todo un coco en octavos. De hecho, quizá el miedo o el excesivo respeto llevaron a los méxicanos a fracasar, realizando tan solo un tiro a puerta. Por lo tanto, viendo el nivel de Brasil, de sus atacantes y de su defensa, podríamos llegar a la conclusión de que en el Cosmos Arena vimos, sin duda, el guion de siempre.


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