Islandia al 100%

Islandia y Croacia se enfrentaban en un partido con poco interés, al menos para el segundo. Y digo al menos porque estos ya estaban clasificados tras vencer a Nigeria y Argentina. Los islandeses, por su parte, necesitaban vencer, por supuesto, y una especie de carambola digna de un buen golpe de billar.

Heimir Hallgrímsson, un valiente dentista que decidió ocuparse de la peor caries de su trayectoria, le dio a su selección un cambio trascendente y notable. Este cambio pasaba, sobre todo, por un crecimiento gradual desde las categorías inferiores, en la cultura y en la enseñanza futbolística. Su país, con menos de medio millón de habitantes, consiguió disfrutar de una Eurocopa en 2016 y, ahora, de un Mundial. Sin embargo, la trayectoria en este ha sido corta, pero no, ni mucho menos, por falta de táctica y coherencia.

Como comenté anteriormente, una defensa generosa y consensuada es la esencia de este equipo y, probablemente, de esta cultura. Esto se debe a un mero aprovechamiento  de los recursos. Jugadores altos, rudos y físicos son útiles a la hora de practicar un juego duro y pragmático. Como era de esperar, los vikingos practicaron el mismo sistema -prácticamente con el mismo once- y pusieron en práctica las mismas ideas, pero no fue suficiente frente a rivales superiores individualmente, más experimentados o, simplemente, con más suerte.

La Croacia de Zlatko Dalic es, sin duda, una de las candidatas al trofeo. Y más aún estando en el cuadro menos exigente, aunque en este Mundial nunca se sabe. Con un 4-2-3-1 habitual y dando sus frutos, el técnico bosnio solo alineó a dos titulares con respecto a los primeros partidos. Dibujando el típico árbol de Navidad de Carlo Ancelotti -un 4-3-2-1-, los croatas buscaron defender las ofensivas islandeses. Porque si bien es cierto que el equipo islandés disfruta esperando atrás al rival, contra los ajedrezados necesitaron ir a por el partido.

Pese al camibio de sistema y con la clasificación ya en el bolsillo, los Fieros se llevaron los tres puntos, exigiendo al resto de selecciones bastante respeto. Y aunque en la otra cara de la moneda esté, indudablemente, Islandia, estos se van con la cabeza bien alta, dando el 100% y llevando a cabo sus mejores planes. Al final no cabe duda de que la plaga vikinga, a pesar de sus resultados, no dio para más.





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