Querer es poder

La selección mexicana, ya clasificada tras vencer a Alemania y Corea del Sur, se veía las caras con una Suecia que venía avisando de su potencial. Por unas cosas o por otras, el partido iba a estar igualado y, sin duda, iba a ser divertido cuanto menos.

Tanto Osorio como Andersson salían con los mismos onces que en los partidos anteriores. Por una parte, el 4-2-3-1 tradicional de México, con Guardado y Herrera como hombres a tener en cuenta. Por otra, un 4-4-2 sueco que destaca(ba) por la solidez defensiva, liderada por un veterano goleador Granqvist.

"El Tri" buscaba controlar el partido, seguramente por el colchón de puntos encima. Armar los contraataques con mucha gente arriba es la idea clave con la que el técnico aprovecha a la mayoría de los jugadores. El buen futuro de Hirving Lozano, la experiencia de Carlos Vela o el acierto del 'Chicharito' Javier Hernández son instrumentos para conseguir cosas importantes. Sin embargo, los suecos no se lo iban a  poner fácil.

No encajar era necesario para pasar de ronda. Y así fue. Y es que a parte del poco nivel que mostró México en el partido, los europeos demostraron ser más inteligentes en el timing, disfrutando de sus pocas ocasiones y, sobre todo, materializándolas. Podríamos decir que Forsberg está siendo un jugador importante para el equipo, aunque en una selección donde la disciplina es esencial, los once tienen su papel fundamental.

En el otro encuentro, Corea vencía, sorprendentemente, a Alemania. Esto suponía que los suecos pasaran primeros de grupo, y los mexicanos, segundos. De todos modos, el juego de ambos estuvo acertado, jugando sobre todo con el rival de enfrente. Aunque queda claro que en este Mundial, por mucho que haya diferencias tácticas, técnicas o individuales, en muchas ocasiones querer es poder.


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