Todo pasa por Modric
Tras vencer a España y Dinamarca respectivamente, Rusia y Croacia ansiaban estar entre las cuatro mejores selecciones del mundo. Para ello debían pasar por 120 minutos y una tanda de penalties, algo que a ninguno de los dos les desagradaba viendo cómo resolvieron sus partidos en octavos de final.
El trabajo de Cherchesov no podía pasar desapercibido. Siendo uno de los equipos con peor ránking FIFA, Rusia consiguió llegar hasta cuartos de final. Y lo hizo a su manera, con un juego ordenado y disciplinado, aprovechando muy bien las debilidades rivales y entendiendo qué necesitaba el partido según su contexto. De esta manera, los retoques tácticos que ha ido haciendo el técnico ruso han sido útiles y eficaces, a la par que sorprendentes para la mayoría.
Este salía con una línea de cuatro defensas, a diferencia del encuentro frente a España. Un doble pivote con tres media puntas arriba, quienes eran los encargados de ligar a Dzyuba, pieza fija en este once. Zlatko Dalic, por su parte, apostó por Kramaric en lugar de Brozovic, la cual cosa retrasaría a Modric al medio del campo junto a Rakitic.
Precisamente este cambio perjudicó a una selección que se veía con el agua al cuello tras el golazo de Cheryshev. Y es que los rusos no desperdiciaron a su '22', que fijaba a los centrales permitiendo así que Golovin campase por sus anchas. Hasta la entrada de Brozovic, el conjunto ajedrezado sufrió. Pero lo hizo viendo como eran incapaces de penetrar una defensa plagada de piernas. El del Inter permitió que Modric jugase más arriba, sacándole provecho a su físico y técnica. De esta manera, Rebic y Perisic -quien podría ayudar muchísimo más a su equipo- gozaron de balones en profundidad, aunque no estuvieron acertados.
Lamentablemente para rusos y croatas, el partido se tuvo que decidir desde los once metros. Y ahí, el azar también juega. Pero, a decir verdad, quedan algunas cosas claras de cara a semifinales. Una, que Rusia no ha podido hacerlo mejor en el que será, sin duda, su campeonato. La otra, que Croacia tiene que aprender de esto si quiere vencer a Inglaterra. Ya que aunque a muchos les gustaría que no fuese así, en la selección croata todo pasa por Luka Modric.
El trabajo de Cherchesov no podía pasar desapercibido. Siendo uno de los equipos con peor ránking FIFA, Rusia consiguió llegar hasta cuartos de final. Y lo hizo a su manera, con un juego ordenado y disciplinado, aprovechando muy bien las debilidades rivales y entendiendo qué necesitaba el partido según su contexto. De esta manera, los retoques tácticos que ha ido haciendo el técnico ruso han sido útiles y eficaces, a la par que sorprendentes para la mayoría.
Este salía con una línea de cuatro defensas, a diferencia del encuentro frente a España. Un doble pivote con tres media puntas arriba, quienes eran los encargados de ligar a Dzyuba, pieza fija en este once. Zlatko Dalic, por su parte, apostó por Kramaric en lugar de Brozovic, la cual cosa retrasaría a Modric al medio del campo junto a Rakitic.
Precisamente este cambio perjudicó a una selección que se veía con el agua al cuello tras el golazo de Cheryshev. Y es que los rusos no desperdiciaron a su '22', que fijaba a los centrales permitiendo así que Golovin campase por sus anchas. Hasta la entrada de Brozovic, el conjunto ajedrezado sufrió. Pero lo hizo viendo como eran incapaces de penetrar una defensa plagada de piernas. El del Inter permitió que Modric jugase más arriba, sacándole provecho a su físico y técnica. De esta manera, Rebic y Perisic -quien podría ayudar muchísimo más a su equipo- gozaron de balones en profundidad, aunque no estuvieron acertados.
Lamentablemente para rusos y croatas, el partido se tuvo que decidir desde los once metros. Y ahí, el azar también juega. Pero, a decir verdad, quedan algunas cosas claras de cara a semifinales. Una, que Rusia no ha podido hacerlo mejor en el que será, sin duda, su campeonato. La otra, que Croacia tiene que aprender de esto si quiere vencer a Inglaterra. Ya que aunque a muchos les gustaría que no fuese así, en la selección croata todo pasa por Luka Modric.
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